"Moisés respondió, ¿Y qué hago si no me creen ni me hacen caso? ¿Qué hago si me dicen: "El Señor no se te ha aparecido?" ¿Qué tienes en la mano? preguntó el Señor. Una vara respondió Moisés. Déjala caer al suelo ordenó el Señor. Moisés la dejó caer al suelo, y la vara se convirtió en una serpiente. Moisés trató de huir de ella, pero el Señor le mandó que la agarrara por la cola. En cuanto Moisés agarró la serpiente, ésta se convirtió en una vara en sus propias manos."1
Ya que no era bueno para expresarse, Moisés sentí que él no podría asumir esta tarea aparentemente imposible. Así que Dios le reto diciendo, "¿Qué tienes en la mano?" y, a continuación, realizó un milagro inusual con la vara de Moisés. Esto fue para asegurarle a Moisés que Dios estaría con él para convencer a los israelitas que Dios lo había llamó, y para asegurarle a Moisés que Dios realizaría los milagros necesarios para convencer al faraón para que finalmente dejara ir al pueblo de Dios.
Como algo aparte, el año pasado Joy y yo fuimos a Egipto y al visitar las grandes pirámides, no pude evitar preguntarme si los esclavos israelíes habían construido o ayudado a construir estas estructuras masivas. Le pregunté a nuestra guía si esto habría sido posible y ella respondió que no lo sabía.
De regreso al mundo actual en el que Dios tiene un trabajo para usted y para mí en cada uno de los mundos en que vivimos. Lamentablemente, muchos de nosotros no nos sentimos capaces de hacer algo importante por Dios y, en consecuencia, nos hacemos a un lado y prácticamente arruinamos nuestras vidas por no cumplir con el propósito de Dios tiene para nosotros. Así que la pregunta que Dios tiene para cada uno de nosotros hoy es: qué "¿Qué tienes en la mano?" O para decirlo en forma coloquial, "¿cuál es tu vara?"
En otras palabras, ¿qué dones ha recibido de Dios? ¿Qué es lo que disfruta hacer y lo hace razonablemente bien? ¿Qué le gustaría hacer si tuviera la oportunidad? Estas actividades suelen indicar cual es su vara; es decir, qué don o dones están en su mano. Cualquieras que sean, asegúrese de poner estas habilidades a buen uso al servir a Dios, recordando que servimos a Dios cuando servimos a las personas.
Recuerden también que cuando estén frente a Jesús para dar cuenta de su vida, asegúrense de que no sólo estarán allí de pie sosteniendo su vara como si la acabaran de sacar de una caja de regalo. Con la ayuda de Dios, espero que cuando llegue este momento para mí, mi vara se vea bastante desgastada por haberla usado productivamente.
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