Alguna vez tiraste una moneda en una fuente de los deseos????
Y resulto???
Jeje bueno encontré algo y que no necesitas una moneda pero es mágico :D
Aunque algunos por supuesto tienen sus propios amuletos, no????? Jeje
Bueno ahí va…
¿Cómo nacen nuestros deseos?
>Recordemos que los deseos dictan nuestras prioridades,
>Las prioridades afectan nuestras decisiones
> y las de¬cisiones determinan nuestras acciones.
>Además, son nuestras acciones y nuestros deseos los que hacen que lleguemos a ser algo,
>tanto un amigo sincero, un maestro talentoso o uno que merezca la vida eterna.
Reacomodar nuestros deseos para dar la más alta prioridad a las cosas de la eternidad no es fácil. Todos somos tentados a desear ese cuarteto mun¬danal de propiedades, prominencia, orgullo y poder. Tal vez los deseemos, pero no debemos establecerlos como nuestras más altas prioridades.
Aquellos cuyos deseos más elevados son adquirir posesiones caen en la trampa del materialismo. No escuchan la advertencia: “No busques las riquezas ni las vanidades de este mundo…” (Alma 39:14; véase también Jacob 2:18).
Aquellos que deseen prominencia o poder deberán seguir el ejemplo del valiente capitán Moroni, cuyo servicio no fue por “poder” ni por los “honores del mundo” (Alma 60:36).
Fíjense en los tres factores esenciales que precedieron la bendición prometida: deseo, labor y fe.
¿Cómo nacen nuestros deseos? Muy pocos tendrán el tipo de crisis que motivó a Aron Ralston3, pero su experiencia proporciona una lección valiosa sobre cómo nacen los deseos. Mientras Ralston caminaba en un re¬moto cañón del sur de Utah, una roca de unos 365 kilos se deslizó y atrapó su brazo derecho. Durante cinco soli¬tarios días luchó por librarse. Cuando estaba a punto de darse por vencido y aceptar la muerte, tuvo una visión de un niño de 3 años que corría hacia él y a quien levantaba con su brazo izquierdo. Considerando eso una visión de su futuro hijo y la seguridad de que aún podría vivir, Ralston se armó de valor para tomar la medida drástica que salvaría su vida antes de quedarse sin fuerzas: quebró los dos huesos de su brazo derecho atrapado y después utilizó la navaja multiuso que tenía en la mano para cortárselo. Después, sacó fuerzas para caminar 8 kilómetros para pedir ayuda 4. ¡Qué ejemplo del poder que tiene un deseo abrumador! Cuando tenemos una visión de lo que podemos llegar a ser, nuestro deseo y nuestro poder para actuar aumentan enormemente.
La mayoría de nosotros nunca afrontaremos tan extrema crisis, pero todos afrontamos trampas potenciales que impedirán el progreso hacia nuestro destino eterno. Si nuestros deseos rectos son lo suficientemente intensos, nos motivarán a cortar y a librarnos de adicciones, y de otras presiones pecaminosas y prioridades que impiden nuestro progreso eterno.
citas de:
El élder Dallin H. Oaks
Del Quórum de los Doce Apóstoles
Liahona de mayo 2011 pagina 42
todo el texto click aqui