"Cada cual examine su propia conducta; y si tiene algo de qué presumir, que no se compare con nadie. Que cada uno cargue con su propia responsabilidad."
El comediante Bill Cosby recibió mucha critica porque le dijo a su propia gente que dejaran de culpar a los demás por los problemas que tienen, a actuar de manera responsable y desarrollar y utilizar las capacidades que tienen. Este es un mensaje que todos necesitamos escuchar independientemente del color de nuestra piel o las circunstancias de nuestra vidas.
De hecho, dos de las habilidades más grandes de la vida son la persistencia y la responsabilidad. Persistencia es mantener la palabra. Es estar allí cuando decimos que vamos a estar ahí y hacer lo que decimos que vamos a hacer. Es mantener los compromisos que hacemos.
Responsabilidad es darse cuenta de que somos totalmente responsables de lo que decimos, queremos, sentimos y por lo que hacemos o dejamos sin hacer. Es verdad, no somos responsables por nuestra crianza, pero somos totalmente responsables por lo que hacemos para superar nuestro pasado si este fue menos que deseable y por lo que hacemos en cada área de nuestras vidas. Mientras culpemos a nuestro pasado, nuestros padres, nuestras experiencias, el Gobierno o cualquier otra persona, permaneceremos en un estado de ánimo apesadumbrado, sintiendo lastima por nosotros mismos y no iremos a ningún lado.
Si algunos piensan que soy un teórico de sillón procedente de una familia muy privilegiada diciéndoles a otros lo que deben de hacer, se equivocan. Yo provengo de un entorno familiar muy disfuncional, no se me permitió asistir a la escuela preparatoria, se me envió a trabajar tiempo completo cuando tenía solo 13 años y vine al extranjero a obtener una educación sin la ayuda de nadie (trabajado en mi camino a la Universidad y en los veranos trabajaba en tres lugares a la vez). Cuando aún era un adolescente tome la decisión de que quería cumplir la voluntad de Dios para mi vida y de que mi lograría algo en mi vida por lo que hice lo que necesitaba hacer para que esto ocurriera.
Lo que yo tenía a mi favor era la firme convicción de que Dios tenía un propósito para mi vida. Yo no sabía lo que era en aquel momento, pero sabía que necesitaba prepararme por lo que pudiera ser. Seguro que hubo obstáculos que superar y desafíos que cumplir, pero todo esto me hizo más fuerte. En la actualidad todo ha valido la pena tremendamente. Yo siento que el poder publicar el Evangelio y el mensaje cristiano y estarlo comunicando alrededor del mundo a miles de personas es un enorme privilegio. No hay nada mejor en la vida que podría haber deseado o querido hacer.
El punto es, cada uno de nosotros debe saber que Dios tiene un plan y un propósito para su vida y, hacer todo lo que esté en su poder para lograr dicho fin. Dios hará por nosotros lo que no podamos hacer por nosotros mismos, pero nunca hará por nosotros aquello que podemos y necesitamos hacer por nosotros mismos, de lo contrario él actuaría irresponsablemente al mantenernos inmaduros y dependiendo de él.
de encuentros-diarios-unsubscribe@actsweb.org
El comediante Bill Cosby recibió mucha critica porque le dijo a su propia gente que dejaran de culpar a los demás por los problemas que tienen, a actuar de manera responsable y desarrollar y utilizar las capacidades que tienen. Este es un mensaje que todos necesitamos escuchar independientemente del color de nuestra piel o las circunstancias de nuestra vidas.
De hecho, dos de las habilidades más grandes de la vida son la persistencia y la responsabilidad. Persistencia es mantener la palabra. Es estar allí cuando decimos que vamos a estar ahí y hacer lo que decimos que vamos a hacer. Es mantener los compromisos que hacemos.
Responsabilidad es darse cuenta de que somos totalmente responsables de lo que decimos, queremos, sentimos y por lo que hacemos o dejamos sin hacer. Es verdad, no somos responsables por nuestra crianza, pero somos totalmente responsables por lo que hacemos para superar nuestro pasado si este fue menos que deseable y por lo que hacemos en cada área de nuestras vidas. Mientras culpemos a nuestro pasado, nuestros padres, nuestras experiencias, el Gobierno o cualquier otra persona, permaneceremos en un estado de ánimo apesadumbrado, sintiendo lastima por nosotros mismos y no iremos a ningún lado.
Si algunos piensan que soy un teórico de sillón procedente de una familia muy privilegiada diciéndoles a otros lo que deben de hacer, se equivocan. Yo provengo de un entorno familiar muy disfuncional, no se me permitió asistir a la escuela preparatoria, se me envió a trabajar tiempo completo cuando tenía solo 13 años y vine al extranjero a obtener una educación sin la ayuda de nadie (trabajado en mi camino a la Universidad y en los veranos trabajaba en tres lugares a la vez). Cuando aún era un adolescente tome la decisión de que quería cumplir la voluntad de Dios para mi vida y de que mi lograría algo en mi vida por lo que hice lo que necesitaba hacer para que esto ocurriera.
Lo que yo tenía a mi favor era la firme convicción de que Dios tenía un propósito para mi vida. Yo no sabía lo que era en aquel momento, pero sabía que necesitaba prepararme por lo que pudiera ser. Seguro que hubo obstáculos que superar y desafíos que cumplir, pero todo esto me hizo más fuerte. En la actualidad todo ha valido la pena tremendamente. Yo siento que el poder publicar el Evangelio y el mensaje cristiano y estarlo comunicando alrededor del mundo a miles de personas es un enorme privilegio. No hay nada mejor en la vida que podría haber deseado o querido hacer.
El punto es, cada uno de nosotros debe saber que Dios tiene un plan y un propósito para su vida y, hacer todo lo que esté en su poder para lograr dicho fin. Dios hará por nosotros lo que no podamos hacer por nosotros mismos, pero nunca hará por nosotros aquello que podemos y necesitamos hacer por nosotros mismos, de lo contrario él actuaría irresponsablemente al mantenernos inmaduros y dependiendo de él.
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